La novia apocalíptica
-¿ Acepta por esposo al señor Mario del Solar? - repitió el cura . E lla lo miró con la mente en blanco, repasando los momentos de la relación en los que había querido salir corriendo. Mario la escrutaba desde un costado, frente al altar, haciendo ruido con sus dedos como cuando ella lo peleaba a propósito para sacarlo de quicios. Habrá pensado que se acomodaba los lentes para hacer tiempo, que estiraba la escena para enloquecerlos a todos. El cura cam bió su gesto compasivo, ese que se parecía mucho al de su padre cuando, en lugar de castigarla cada vez que se mandaba una cagada decidía suspirar profundo y decirle que no lo volviera a hacer, por otro mucho más rudo. El viejo, oculto bajo una sotana inmensa , arqueaba las cejas y estiraba su cabeza para adelante, suponiendo que con ese movimiento inquisidor empujaría las palabras de la novia y apuraría el ritual. Ella imaginó que podría tratarse de un enano sobre un banco de madera y largó una pequeña carcajada que descolocó a lo...