La delgadez recorre de manera transversal todo el discurso hegemónico. Las personas que no encajan con el prototipo estético de la panza chata, los músculos marcados -todo “en su lugar” - , que carecen de rasgos perfectamente armónicos, son vistos como bichos raros que no se esforzaron lo suficiente para alcanzar el ideal de belleza . Hace algunos años sentía un gran rechazo por mi cuerpo. Por arte de magia, al terminar la adolescencia, justo cuando por una depresión bajé de peso, pude empezar a tener éxito con los hombres, dejaron de rechazarme, logré debutar sexualmente y por primera vez en mi vida me dijeron cosas lindas sobre mi apariencia. Hasta el momento, mientras no me adaptaba a la imagen hegemónica, tenía que conformarme con que me dijeran que les resultaba simpático. El consejo que los gordos están cansados de escuchar es: “amá a tu cuerpo”. Ellos no tendrían ningún problema en amarlo si toda la sociedad no los estuviera señalando como si fueran fenómenos de cir...
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