El mundo es un lugar espantoso





El mundo es un lugar espantoso. Y no me refiero solo a que hace cuatro meses estamos encerrados porque un virus altamente contagioso nos obliga a mantener dos metros de distancia entre nosotros y a lavarnos las manos con alcohol en gel de manera obsesiva cada vez que tocamos el picaporte de una puerta, es algo mucho más complejo. La derecha perdió la vergüenza, eligió salir del clóset y expresar toda la mierda que habita en sus pulmones desde que el mundo es mundo. El macho golpea la mesa con su pija y sale en defensa del patriarcado, temeroso de que las minorías asustadas le roben los privilegios que pudo conseguir a fuerza de sangre y de películas de Hollywood sin consciencia social. Los líderes políticos se han convertido, en muchos casos, en conductores de televisión que gobiernan mediante discursos estridentes, sin ningún tipo de pudor, levantando banderas llenas de odio; los Bolsonaro, los Trump, los Orban, buscan votos, buscan rating, buscan aplausos, son representantes del machirulismo al palo como ideología. Los paladines de la libertad de expresión quieren expresar su odio sin que ninguna ley les marque el camino, quieren insultar con libertad, son trolls de poca monta con mucha difusión, trolls en los medios, trolls en las redes sociales, trolls por doquier. Las guerras siguen estando a la orden del día: con armas tradicionales, de a muchos, de a pocos, guerras tecnológicas, guerras donde se usan virus para crear epidemias, guerras donde se usan hackers para ganar elecciones. El medio ambiente ha dejado de ser medio y ahora es tan solo un cuarto de lo que era, y cada vez queda menos, mientras nuestras formas de consumo, enfocadas discursivamente en el desarrollo sustentable, tienen poco de desarrollo y menos aún de sustentable. Por donde sea que miremos, hay gente muriendo de hambre. Trump dice que el calentamiento global es una mentira, al tiempo que los polos se derriten, los bosques se talan y todo se destruye a nuestro alrededor, principalmente por los mecanismos criminales de un capitalismo promovido por el país que gobierna Trump; un círculo que parece tener un único fin: el fin de todo lo conocido. Todo vale, todo cuesta, menos nosotres, que ya no valemos nada. La santa inquisición nos persigue con sus principios morales since el medioevo, se agrupan en la puerta de sus hermosas catedrales, con hermosos vitrales y hermosas esculturas de hombres desnudos, para decirnos que todo lo que hacemos está mal, porque su libro poco verosímil, dictado por un dios con complejo de inferioridad, así lo indica. Los homofóbicos se hacen las víctimas, al grito de putos de mierda los vamos a matar, pobres homofóbicos, debe ser muy feo vivir en mundo en donde todo está hecho a su medida, que nadie los discrimine, poder amar con total libertad y no sufrir estigmas que los obliguen a vivir en silencio. La comunidad afroamericana muere bajo el puño de la policía, los latinos mueren bajo el puño de la policía, les trans mueren bajo el puño de una sociedad machista, todas las mujeres mueren bajo el puño de una sociedad machista. La dictadura de los cuerpos perfectos también golpea la mesa, si tenés un rollo algo anda mal, si estás muy flaco parecés enfermo, si estás muy gordo deberías dejar de comer; todos luchan por llegar a ninguna parte, pero luchan. Odian a los pobres. Odian a las mujeres, sobre todo a las que pretenden liberarse de las cadenas. Odian a los putos, salvo cuando son graciosos o hegemónicos. Odian a las lesbianas, salvo cuando pueden usarlas para hacerse la paja. Odian a les trans. Odian a los políticos que promueven la justicia social. Odian al progreso.
Si, parece que el mundo es un lugar espantoso.

Comentarios

  1. Nos iremos a la mierda tarde o temprano; pero nos iremos. Ningún marciano será lo suficientemente subnormal como para hacernos una visita.

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