Castigo sexual


  El tipo era grandote, de esos cuerpos marcados que cubren el sol cuando se paran frente a la ventana. Me agarraba de la nuca y me la metía hasta la garganta. Yo estaba en éxtasis, sin prestar atención a lo que pasaba alrededor. Por eso no me di cuenta cuando sacó la foto, ni cuando siguió usando el celular para mandar mensajes, ni siquiera cuando dibujó una sonrisa burlona en su cara de chico malo. Yo me mantuve en la mía, comiéndosela a más no poder, aprovechando los pocos minutos de libertad que me habían concedido. Estuve en ese plan un buen rato, saboreando cada pedazo de su carne. Luego le pedí que me cogiera pero me respondió que no sea ansioso. Ahí el pibe me agarró de los pelos, me hizo apoyar las manos sobre la cama y empezó a chuparme el orto. Su lengua se movía cómo la lengua de un experto, abriendo todo lo que encontraba a su paso. Gemía, sin discreción. Yo me sacudía tratando de acercarlo más. En ese instante, justo cuando sólo podía pensar en las ganas de que me penetrara hasta lo más profundo de mis deseos, escuché el ruido de la puerta. Era mi novio, que entró sosteniendo el teléfono al grito de sos un hijo de puta. El pibe me dió una nalgada y dijo algo así cómo te agarraron nene. Me di vuelta, sin entender nada. Ellos se fueron a un costado y hablaron pero no parecían estar discutiendo. Esperé a que se agarraran a trompadas pero en lugar de eso comenzaron a chapar. Mi novio se acercó, me agarró de la cara, me comió la boca a mí también, y  me ató con una soga que traía en la mano y que yo hasta el momento no le había visto. Se sacó la ropa. Quedé aferrado a una viga al tiempo que ellos se tocaban y besaban encima mío. No pude cerrar los ojos, ni gritar, sólo ver cómo mi novio devoraba cada centímetro de su pija, hundiéndole la lengua en la garganta. El otro lo apretaba con sus manos gruesas y movía los ojos de costado hacia mí, agarrándose a su cintura y bombeando con tanta fuerza que se escuchaba el ruido que se hacía cuando las pieles chocaban.  Pararon de besarse y mi novio se le acercó al oído para decirle algo no pude escuchar desde donde me encontraba. El tipo grandote volvió a sonreír. Se alejó, agarró una remera que uno de nosotros había tirado sobre la silla de la ropa sucia y la usó como venda para taparme los ojos. Queremos un poco de privacidad, dijo. Sólo atiné a decirle que yo también tenía ganas de que me cogiera, a lo que él respondió, susurrando cerca de mi cara, que con el culo de mi novio por ahora le alcanzaba. 
  Todo quedó a oscuras. Pude imaginarme cómo se enlazaban contra la pared mientras gritaban alocados y sudaban entre gruñidos salvajes. Desperté  luego de un rato y ya con los ojos descubiertos, pero todavía atado al techo bajo que nacía junto a la ventana. Ellos estaban recostados en medio de la cama, desnudos y abotonados como si no quisieran soltarse. El tipo lo abrazaba por detrás, dándome la espalda.

Comentarios

  1. hasta en la fantasía de un relato lo dejaban pagando :p

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    1. Puede ser tomado también como que él estaba de acuerdo, está en como uno lo mire. De todos modos era la idea, jugar con lo erótico y el
      miedo en un mismo relato 😋

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