Violación

Art: Moises Pellerano
   Era de noche. Santiago caminaba por una calle oscura. Recien salia del trabajo. Aceleraba el paso porque no le daba gustaba recorrer lugares turbios que a simple vista estaban deshabitados.  Hubiera querido tomarse un taxi pero estaba a fin de mes y no le quedaba otro remedio más que caminar.  El uniforme era un cartel luminoso para que la gente creyera que tenia plata.
  Dobló en una esquina. Su casa quedaba a pocas cuadras. Las últimas tres fueron las más oscuras.  De atrás de un árbol frondoso se le apareció un tipo vestido de negro. Tomó coraje, agachó la cabeza y siguió caminando. Respiró profundo pero al pasarle por al lado el hombre no lo registro. Unos metros más adelante sintió que una mano le apretaba el orto. Al girar la cabeza lo vió parado detrás suyo, con la boca cerca de su oído y mirándolo con lascivia. Te venís conmigo, le dijo. Quiso reaccionar, pegarle o salir corriendo, pero lo agarró  del cuello y lo tiró al suelo, a la entrada de un edificio  que era lo suficientemente grande como para ponerse al fondo y que nadie los viera hacer nada. Tuvo miedo. El tipo se acercó hasta donde él estaba y se bajó el cierre. Sacó la pija, se arrodilló y le ordenó que se la chupara. Si no lo hacés te mato, lo amenazó; así que Santiago chupó. El hombre se movía con furia, enojado, llevando su pija hasta la garganta de su victima. La noche parecía desierta. Pasaron cinco minutos de mamada cuando lo agarró de los pelos, le mostró un cuchillo, que debió haber llevado guardado en algun bolsillo, y le pidió que se bajara los pantalones. Quiso llorar, y de hecho lloro mientras quedaba desnudo de la cintura para abajo. Lo recostó junto a la puerta, le apretó la cabeza contra el suelo y se la metió de golpe, como si fuera una muñeca inflable que sólo cumplia la funcion de satisfacerlo. Santiago pudo ver de reojo que unas piernas cruzaban caminando junto a la pequeña escalera. Sintió que el miembro del desconocido lo atravesaba de lado a lado. Gritó pero nadie logró escucharlo. Y si lo escucharon no hicieron nada para sacarlo de ahí. Las piernas desaparecieron en la noche mientras el hombre se reía en su oreja y le pedía que se quedara callado, amenazandolo con el arma y cogiendolo cada vez mas duro.

Comentarios

  1. Genial!!!!! quiero seguirte porque he leído ya dos relatos y me encantó. Tengo dos grupos en Fcaebook donde difundo autores y me tomé el permiso de difundirte.Espero no molestarte. Si te interesan buscalos en Facebook: " Difundiendo la lectura" ," Difundir la lectura digital".

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    1. Muchas gracias por la buena onda. Ahi te busco y te sigo.

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